Javier Sierra es un gran divulgador del mundo de lo oculto. Para unos, un charlatán más que cree en cosas que la ciencia no puede explicar. Para otros, un investigador que va donde la ciencia no se atreve (y, seamos sinceros, tampoco tiene ningún interés, tiempo ni medios para hacerlo)a adentrarse. Como novelista, utiliza todo ese bagaje misterioso que tiene la cultura occidental para idear historias que, sin pretender dar una explicación definitiva a esos sucesos y mitos, sí que la pone en orden y fabula alrededor de ella.
Hace unos años, nos deleitó con La Dama de Azul, un repaso novelado al mito de Sor María Jesús de Ágreda, una monja del siglo XVII de la que se dice que se bilocaba, que estaba en dos lugares distantes entre sí al mismo tiempo. Luego llegó La Cena Secreta, un best seller que tocaba el lado místico de Leonardo Da Vinci mucho mejor que lo hicieron otros autores. Ahora, con El Ángel Perdido le toca el turno a la mitología angélica, que tan de moda está ultimamente. A esta le une ese miedo irracional del fin del mundo, que este año viviremos varias veces, pero con especial intensidad en el mes de diciembre, y las erupciones solares que tanto preocupan a los científicos, y mucho más a quien no tiene ni idea de lo que son, pero ha escuchado algo sobre ello en la tele.
Para hacerlo, se basa en la vieja leyenda de Jacob, que según la Biblia vio como un gran grupo de ángeles bajaba por una escalera desde el cielo, y el mito de Noé, que está recogido en varias culturas diferentes. Todo unido a la fuerza que tiene la catedral de Santiago de Compostela, y a una étnia real que vive en las laderes del monte Ararat, crea una historia seria, intensa y vibrante.
Es intensa, sobre todo porque transcurre en un plazo de 78 horas, y es vibrante porque además de tener toda esa información que nos da Javier, la mayoría documentada en varios textos históricos (por su datación, por el contenido, pues no tan históricos) la acción es una constante en la novela.
Sirve para conocer un poco más esas historias de la antigüedad que tantas veces hemos escuchado, sitúandolas en contextos que no imaginábamos que existirían y conociendo un poco más de textos que solemos olvidar y apartar de nuestras lecturas por ser las bases de religiones ya no existen ni interesan a la mayoría de la gente. Una buena manera de divulgar, la de ocultar esos datos en forma de historia novelada, sin duda.
Una más que interesante novela, que continúa el camino trazado en sus anteriores obras, y con la que visitamos lugares que el mismo Sierra ha pisado, aún y cuando es complicado hacerlo, tanto por la dificultad geográfica, como por la presencia del ejército turco, que algún susto le ha dado mientras se documentaba. Llegó, incluso, a atreverse con el Ararat, el monte donde dicen que se encuentra el Arca de Noé. O al menos, algo que se le parece.
Cada uno, que lea lo que crea entender, pero como entretenimiento, funciona. Y mucho.
Hace unos años, nos deleitó con La Dama de Azul, un repaso novelado al mito de Sor María Jesús de Ágreda, una monja del siglo XVII de la que se dice que se bilocaba, que estaba en dos lugares distantes entre sí al mismo tiempo. Luego llegó La Cena Secreta, un best seller que tocaba el lado místico de Leonardo Da Vinci mucho mejor que lo hicieron otros autores. Ahora, con El Ángel Perdido le toca el turno a la mitología angélica, que tan de moda está ultimamente. A esta le une ese miedo irracional del fin del mundo, que este año viviremos varias veces, pero con especial intensidad en el mes de diciembre, y las erupciones solares que tanto preocupan a los científicos, y mucho más a quien no tiene ni idea de lo que son, pero ha escuchado algo sobre ello en la tele.
Para hacerlo, se basa en la vieja leyenda de Jacob, que según la Biblia vio como un gran grupo de ángeles bajaba por una escalera desde el cielo, y el mito de Noé, que está recogido en varias culturas diferentes. Todo unido a la fuerza que tiene la catedral de Santiago de Compostela, y a una étnia real que vive en las laderes del monte Ararat, crea una historia seria, intensa y vibrante.
Es intensa, sobre todo porque transcurre en un plazo de 78 horas, y es vibrante porque además de tener toda esa información que nos da Javier, la mayoría documentada en varios textos históricos (por su datación, por el contenido, pues no tan históricos) la acción es una constante en la novela.
Sirve para conocer un poco más esas historias de la antigüedad que tantas veces hemos escuchado, sitúandolas en contextos que no imaginábamos que existirían y conociendo un poco más de textos que solemos olvidar y apartar de nuestras lecturas por ser las bases de religiones ya no existen ni interesan a la mayoría de la gente. Una buena manera de divulgar, la de ocultar esos datos en forma de historia novelada, sin duda.
Una más que interesante novela, que continúa el camino trazado en sus anteriores obras, y con la que visitamos lugares que el mismo Sierra ha pisado, aún y cuando es complicado hacerlo, tanto por la dificultad geográfica, como por la presencia del ejército turco, que algún susto le ha dado mientras se documentaba. Llegó, incluso, a atreverse con el Ararat, el monte donde dicen que se encuentra el Arca de Noé. O al menos, algo que se le parece.
Cada uno, que lea lo que crea entender, pero como entretenimiento, funciona. Y mucho.
Título: El Ángel Perdido
Autor: Javier Sierra
Editorial: Planeta
542 páginas/21,89 €
ISBN: 978-84-08-09995-6
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